martes, 11 de agosto de 2015

LA ÚLTIMA PIRUETA (29/05/15)



Y llegó uno de los proyectos más mágicos del año: "La Última Pitueta" de José Luis Alonso de Santos. Nos pusimos en contacto con el autor que, sin ninguna objeción, nos autorizó a realizar un montaje de su texto. Desde el momento en que empecé a leer ésta historia me cautivó. Me enganchó con su metáfora del mundo actual y capitalista que vivimos y con la magia del mundo del circo, ese mundo tan sacrificado, castigado y poco reconocido. Impreso queda en la obra esa imagen de personajes sacrificados por el arte, entregados a una vida de titiriteros y sin más remuneración que la de pensar en que sus sueños se van a realizar. Ilusos. Eso es, ilusión, otra vez la ilusión en nuestros montajes.

Bueno pues el plantel de actores que se enfrentaban a éste montaje, que fue el último en ser elegido para llevarlo a cabo, eran en su mayoría "noveles" o como nosotros les decíamos "novatos", pero a pesar de su inexperiencia, no les faltaron ánimo, ganas y constancia para sacar adelante éste proyecto.

Las primeras dificultades con que nos encontramos fueron los casting. Nos debatimos entra la experiencia y poco perfil del personaje, o el perfil del personaje y poca experiencia. Finalmente optamos por guiarnos por la intuición, confiar en que todo con trabajo y constancia se consigue y el papel protagonista se los dimos a un alumno con poca experiencia pero que daba totalmente el perfil del personaje que queríamos para nuestra versión.

Después vinieron otros problemas como fueron la comprensión de las segundas intenciones del texto, esas que están más allá de lo que dicen los personajes, el porqué de esas dobles intenciones de unos personajes tan inocentes, el porqué dicen lo que dicen... muchos porqués que nos robaron muchas semanas de razonamiento, pero que ahora agradecemos porque creemos que era la manera de dialogar con el público, de decirles que queríamos contar mucho más allá de lo que contábamos.

Una vez aclarado qué es lo que queríamos contar, tuvimos que decidir cómo contarlo. Ahí tuve yo que ceder un poco, porque mi versión podía haber ido por otros caminos, pero dado que los actores y actrices andaban un poco perdidos, lo acerqué a la idea que ellos podían tener más de circo. A pesar de ésto, no fue nada fácil. El hecho de enfundarte la piel de un personaje antes de haber tenido la oportunidad de desabrochar la tuya nos dio muchas tardes de análisis exhaustivo y tornó el tiempo de montaje lento, tanto que había tardes que nos habíamos avanzado más de un par de páginas. Pero es aquí donde tengo que agradecer a éstos chavales su confianza en mi, en mis palabras, que hicieran un esfuerzo por ver más allá de donde veían, y que se abrieran en canal a los sentimientos con los que teníamos que aromatizar ésta historia tan singular. ¡Qué perdidos estaban! Pero, poco a poco, como se cuecen los buenos guisos, un buen día y casi por arte de magia, todas esas semillas germinaron y dieron frutos maravillosos.


Paulatinamente nos íbamos esperanzando cada vez más. Nuestro ánimo se tornaba de pesimista por andar un poco perdidos a entusiasmados por un proyecto que nos estaba dando muy buenos momentos. Pero todo fue fruto del trabajo, de la valentía de sentir casi a ciegas, sin ver (como uno de los personajes), y todo por ser tan constantes como fuisteis, chavales.


Cabe decir que fue la producción más costosa de todo el Ciclo. La puesta en escena y la caracterización se llevó un importante pellizco de nuestros humildes ahorros. Pero mereció la pena por la vistosidad de la escena y los actores.

Hasta que llegó el día, el mágico día en que se llenó el teatro, en el que os temblaban "las canillas", en el que el nudo en la garganta casi os impedía mediar palabra, pero el día en que se iluminaba vuestro trabajo para deslumbrar a un público agradecido. Aquel día se escribió en vuestra memoria una bonita página que sé que será difícil que se borre. Y creo que en el público asistente también fue así.

Fue una noche mágica, casi tan mágica como alguno de los ensayos en los que me robasteis más de una emoción y me hicisteis sotar más de una lágrima. Pero es que lo que más me emocionaba es que los que no teníais apenas experiencia crecisteis hasta haceros enormes y los que ya llevabais un bagaje, fuisteis los mejores compañeros que se podían tener, cogiendo de la mano fuerte y guiando con cariño a los recién llegados. Aún hoy se me ponen los pelos de punta de la emoción.

Y lo mejor, ver salir del teatro a los mayores reflexionado sobre lo visto pero con cara de niños, y a los niños, con unos ojos que hablaban por sí sólos. La mejor crítica, la de esos niños que vieron a la chica que era un mono, al payaso, a las malas, a la gorda...

Genial chich@s, estoy muy orgulloso de éste trabajo, y sé que por lo mucho que os ha costado, vosotros también los estáis. Por las críticas positivas, y no tan positivas, sé que, al menos, hicimos ruido, que no es poco, porque lo peor de una obra de teatro es que el público se quede indiferente y no tenga opinión sobre ella. Y no nosotros no dejamos indiferente a NADIE.

¡Enhorabuena!

Arcadio Chillón 



Os dejamos con alguna de las fotografías de la representación






































































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